Monográfico de Proyectos 2021-2022/TELLO FERNÁNDEZ BRUNO

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Reseña Semana 1 [14/09/2021]

Tras los meses de desconexión en el estío, mi nuevo curso arrancaba con esta asignatura de Monográfico de Proyectos. Con objetivo de compartir y relacionar el motivo de nuestra estancia en esta clase, cada uno de nosotros se presentó y fue una grata sorpresa descubrir la multinacionalidad que nos reúne. Este factor es un aliciente a poder aprender muchísimo entre nosotros cruzando todas las fronteras.

Más que una clase, fue una charla amena donde empezamos a buscarle las cosquillas al concepto de sostenibilidad en nuestra materia. No obstante, una serie de disciplinas ajenas a la Arquitectura son las que contemplan, analizan y se relacionan con nuestra profesión a modo de sinergia o simbiosis y nos aportan las herramientas para introducir y tener en cuenta la sostenibilidad en nuestros proyectos. Recuerda un poco al “Uno para todos y todos para uno”.

“Si lo defines, lo limitas, en una materia sin límites…”


EJERCICIO 1A: PROYECTO EN SANLÚCAR DE GUADIANA.

Palabras claves: intercambio, articulación, ejes, paralelismo, continuidad.


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El lugar de actuación del proyecto consta del límite directo entre el río Guadiana y el caserío de Sanlúcar, una franja verde ocupada por algunos cultivos privados que fronteriza ambos ámbitos.


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El programa pretende resolver el intercambio de medio y de medio de transporte, posibilitando el acceder al lugar mediante vehículos terrestres (coche, moto, bus, bici…), disfrutar de las diversas estancias y poder acceder al río a través del cantil y el pantalán, donde poder acceder a los medios de transporte acuáticos (barcas, veleros, botes, kayaks…). Este proceso es reversible.


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El proyecto responde a la articulación de dos ejes principales donde, a través de paralelismos, ubicar las diversas estancias y dependencias. El primero, el cauce del río, que establece la frontera entre los medios y su medio de intercambio (pantalán, rampa de acceso, cantil), que dialoga con la cubierta transitable que recoge al proyecto y que mantiene la continuidad con el paseo principal del pueblo.

El segundo, el pasaje de la fachada del caserío directo, que sirve de soporte lineal a los diversos módulos (aseos restaurante, oficinas, parking), jerarquizando los recorridos y homogeneizando al conjunto.


EJERCICIO 1B: AUTOEVALUACIÓN PROYECTO EN SANLÚCAR DE GUADIANA. Tabla page-0001.jpg


Reseña Semana 2 [21/09/2021]

Indagando en la metodología para poder dictaminar qué parámetros jerarquizan la Arquitectura, clasificando su calidad y justificando su existencia, se presentaron una serie de acepciones, de “apellidos” de cada proyecto.

El hacer honor a sus apellidos, hace de la Arquitectura algo sólido y útil, funcional y estético. No obstante, durante la clase también vimos ejemplos de Arquitectura que ensucian su apellido.

Espacio, tiempo, carácter y significado. Así se apellidan los edificios. La buena reputación significa sostenibilidad en la Arquitectura, cruciales en la fase de investigación de un proyecto.

No todo es un cuento de hadas. Muchos gritaron ser sostenibles siendo una empresa altamente contaminante. Una ojeada a la evolución de este concepto durante los años desembocó la necesidad de adjudicar una idea de sostenibilidad real, fuerte, absoluta, donde lo primero es el medio ambiente, lo segundo la sociedad y, por último, la economía.

Y es la economía la que suele llevar siempre las riendas en la Arquitectura, alejándola de la sostenibilidad. No obstante, tras visualizar una charla de Alejandro Aravena sobre 3 proyectos suyos, quedó claro que cada arquitecto es capaz de establecer prioridades, de saber qué va antes y qué va después, dejando la economía en último lugar. Fue altamente grato el conocer a este arquitecto, sus obras y su manera de ejecutarlas.

Por último, gozamos de un entrante hacia la Arquitectura sostenible, sus características, sus normas, su mundo, sus límites. El qué y el cómo se maneja.

Me quedo con un concepto del que fui partícipe: “dos manzanas ≠ dos ideas”. Lo traduzco a “el saber no ocupa lugar = es posible”.


Reseña Semana 3 [28/09/2021]

Fue bastante curioso contemplar la diversidad de proyectos que se expusieron en clase. Sobre todo, observar la variedad de pensamiento y praxis a la hora de proyectar; para qué, para quién y cómo proyectar. Cada proyecto era distinto a los demás.

Si el paradigma no es sostenible, el proyecto no lo será. Es un proceso evolutivo y ha de tenerse en cuenta desde el principio, desde las primeras ideas. Es más, diría que tendría que ser la idea principal, el primer objetivo.

No obstante, sí que es posible realizar cambios en un proyecto ya construido (de manera no sostenible) cuyo resultado vaya rozando la sostenibilidad. Ejemplo de ello, el colegio en San Estanislao, en el que se reutilizaron los mismos escombros para poder construir un graderío perimetral que mejoraba el proyecto. Este fenómeno de reutilizar un material ya empleado en una obra para mejorarla, me recuerda a los caminos de acceso de la Acrópolis de Atenas de Dimitris Pikionis, en los que empleó fragmentos pétreos procedentes del derribo de unas viviendas que en el siglo XIX ocupaban la zona para mejorar las conexiones rodadas y peatonales entre la Acrópolis y el monte Filopapo.


Reseña Semana 4 [5/10/2021]

Tras las últimas exposiciones de los proyectos de los compañeros que faltaban, comenzamos la autoevaluación o autocrítica de nuestros trabajos. Dicho ejercicio se desarrolla en un A4 con dos tablas, en las cuales analicé el proyecto desde un punto de vista general (entendí por ello un punto de vista superficial del proyecto) y desde un punto de vista arquitectónico (entendí por ello una observación desde una perspectiva de nuestra profesión).

A pesar de que tardé bastante en rellenar ambas tablas bajo ambas visiones, mientras realizaba mi autocrítica, pensé que un mismo proyecto debería visualizarse desde más de esas dos visiones. Desde el punto de vista más objetivo, empírico y crítico de una entidad entendida en la profesión hasta el punto de vista más subjetivo, banal e ignorante de una persona totalmente ajena al tema. Cada uno podría tener una mentalidad diferente hacia el proyecto, y todas las perspectivas deberían ser contempladas, ya que cada usuario podría ser partícipe del mismo. Llegue a esta conclusión debido a mi falta de conocimiento en la multitud de ciencias y ámbitos desde los que se debe contemplar un proyecto.

Fue muy interesante el debate abierto de una iglesia sobre la transformación del uso de un edificio en el sentido de poder ser sostenible en cuanto a la multifuncionalidad que pueda albergar el levantamiento.

Todo esto me lleva a pensar en qué puede ser la sostenibilidad, si una obra muy compleja que apunte hacia una versatilidad concreta o por el contrario una simplicidad ambigua que contemple todo tipo de uso. Esta dicotomía solo hace separar más el uso que debe otorgársele a un edificio, cuanto más concreto y restrictivo, menos sostenible.

En la segunda mitad de la clase pudimos gozar de una charla de Rubén Mora, un antiguo alumno de la asignatura que nos mostró dos proyectos, ambos concebidos desde una visión sostenible. Por fin un ápice de acercamiento hacia este tema que nos encauza, la sostenibilidad, un punto de partida apenas concebido en la ideación de los proyectos.

No obstante, “para que vamos a ir deprisa si el final del camino es un cuento de risa".


Reseña Semana 5 [19/10/2021]

En primer lugar, querría comentar que me hizo mucha ilusión acertar la película de una de las primeras imágenes que fueron mostradas en clase. Es el caso de Blade Runner, una distopía sobre lo que se pensaba que sería 2019 (ya vemos que ni de lejos), pero es un metraje que he visto en varias ocasiones y nunca desde la perspectiva que comentamos en clase. Tengo que sacar un rato para volver a verla y reflexionar sobre la sobremodernidad y comparar cómo ha evolucionado la sociedad actual en comparación a la presentada en la película, quizás encuentre más analogías de las que espero.

Por otro lado, me fascinó descubrir el Cementerio de Villaluenga del Rosario. Es un pueblo al que he tenido la suerte de ir varias veces, pero nunca he llegado a visitar el Cementerio. Ya tengo un plan para cuando vuelva por mis tierras gaditanas. He querido hacer mención de este lugar ya que en clases pasadas yo mismo puse en cuestión el cómo podría evolucionar un edificio cuyo uso está muy marcado, en este caso, el uso religioso que tiene una iglesia, una catedral o un convento.


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En este caso, un cementerio, pero me gustaría mencionar este caso, la iglesia de Santa Bárbara en Llanera, Asturias. Esta iglesia cayó en el olvido y para su reactivación, fue desacralizada y su interior fue transformado en nada más y nada menos que un skatepark, cuyos paramentos fueron plasmados por el artista conocido internacionalmente Okuda.


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En relación a mi descubrimiento del Cementerio, aparece una palabra que a mí me gusta mucho y que según vimos en clase, a Anne Lacaton también. Serendipia. “Un lujo es todo aquello que te sucede y no te esperabas.” Pues para mí fue una serendipia conocer este lugar, ya que me parece una reutilización ideal para un lugar que está en desuso, aparte de la precisión y riqueza del proyecto.

Por último, quería poner un poco en crisis o en cuestión uno de los títulos que vimos al final de la clase: “Estado climácico de un ecosistema es el que tiene la máxima biodiversidad (máxima potencia) y la mínima entropía (mínima energía desperdiciada).” Yo siempre he pensado que los extremos acaban tocándose y no es que este sea el caso, si no que creo que el estado ideal de un ecosistema debería entenderse como un equilibrio, no solo entre la potencia conseguida y la energía desperdiciada, sino también en la sinergia de diversos factores que afectan al ecosistema; fauna, flora, temperatura, sociedad, economía, contexto…


Reseña Semana 6 [26/10/2021]

Esta clase sin duda ha sido la MEJOR hasta ahora. A pesar de que fue una total odisea alquilar las bicicletas, pudimos iniciar nuestra clase según lo previsto en la puerta de la facultad. Tras un frenético descenso por las calles del Realejo, alcanzamos nuestro punto de partida, el río Genil en plena ciudad, a la altura de la Plaza del Humilladero. Cuan corto fue ese trayecto que ya se perdió casi la mitad del pelotón.


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Tras reagruparnos, empecé a entender el propósito del viaje. El trayecto empezaba en la ciudad colmatada, en plena urbe de Granada. El caudal de agua es mínimo, tanto, que se puede ver fácilmente el paramento por el que fluye. Apenas hace ruido, casi podría decirse que pasa desapercibido en la ciudad si no fuera por el cambio de cota que supone el río con respecto al caserío. Empezamos a pedalear en dirección contraria a la que el agua fluye. Algo debería cambiar si nos alejábamos del centro de Granada.


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Y así fue, pocos metros más adelante, dejando atrás el Puente Verde, cambió. El río sufre un estrechamiento a pocos metros de dicho puente, por lo que el caudal era ligeramente mayor, el ruido del recorrido estaba presente. Muy de reconocer el hecho de los primeros vestigios de vegetación de ribera, algunos juncos y maleza próxima a la cuenca. Los bloques de viviendas aún seguían presentes, pero se respiraba un aura de extrarradio; nos estábamos alejando.


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Tras un rato pedaleando, nos detuvimos próximos a un puente de estructura metálica con cruces de San Andrés bajo mi punto de vista, muy elegante. El entorno próximo al río ya era distinto; solo predominaban las construcciones a un lado del agua. Empezaron a surgir los diferentes parámetros que ofrece el lugar y cómo estos mismos, hacen propio el ecosistema. En este caso, la humedad y el soleamiento distinguían ambas riberas. A simple vista no es algo medible o equiparable, pero el río es inteligente y la vegetación también. No obstante, en este punto el Genil sigue presentando una gran presencia humana, el cauce sigue enmarcado por paramentos de hormigón.


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En este punto expuse una idea en voz alta sobre poder entender ambas riberas de manera unitaria, siendo el eje perpendicular el río (no necesariamente ha de ser perpendicular, pero sí que conecte ambos lados) el conector, pudiendo gozar de las posibilidades que ofrecen las dos posiciones a partir de un elemento de unión que regularice y homogeneice al Genil. Poco más adelante, descubriría que el río es más inteligente que yo.


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Desde este punto hasta la próxima parada, el entorno sufre un drástico cambio. En contraste al inicio del recorrido, el cauce es natural (desaparece el hormigón y la pavimentación). La vegetación de ribera aumenta y se hace densa, dando lugar a la bóveda del río, precisamente esa conexión que yo había pensado en la parada anterior. Pequeños roedores, reptiles, aves e incluso insectos disponen de un medio de transición natural otorgado por la mencionada vegetación. Además, esto genera planos de sombra y luz con diferente densidad y profundidad.


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A pesar de la naturalidad (literal y metafóricamente hablando) de estos cambios, es destacable el fuerte contraste entre los diferentes ámbitos del lugar. La pronunciación del valle resulta en la clara división de recorridos cuyas transiciones son muy bruscas ya que las direcciones son paralelas. La carretera supone una presencia acústica y una línea peligrosa de entrada o salida al río. A una cota inferior se encuentra el recorrido artificial para los caminantes, corredores y ciclistas, la vía rápida, que está desligada del recorrido del agua por otra reducción de cota y una valla metálica que sería innecesaria si se plantease una solución de continuidad entre las líneas mencionadas. Algo curioso a destacar era el color del ambiente, desde el río hacia fuera se genera un gradiente desde el verde hasta tonos más amarillentos, dado por la proximidad de la vegetación al agua.


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Cuestas hacia arriba y abajo, un suelo natural, pedregoso y en ocasiones difícil, maleza, mariposas volando y olor a humedad. La carretera apenas se escucha. Los árboles cada vez son más altos y más densos. Alcanzamos un pequeño claro en el camino en el que un puente de madera conectaba las dos riberas. La sensación que suscitaba el lugar era totalmente diferente a la del inicio del recorrido. Se respiraba un aura de naturaleza, heterogeneidad y tranquilidad en el ambiente. La ribera podía entenderse como una sola, irregular pero autónoma, ya que esas líneas comentadas anteriormente (carretera, camino y ribera) se han ido diluyendo hasta quedar la carretera alejada y sólo un ámbito el que acompaña al río.


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Cruzando un arco de Durillo, acompañado de la brisa y con un par de sustos por caída llegamos precisamente a una caída de agua. Una gran cascada les da la bienvenida a nuestros oídos. Es en este preciso lugar donde el río Genil sufre una división de su cauce, por un lado, sigue su curso normal pero el segundo recorrido, artificial, denominado Acequia Gorda abastece a las diversas parcelas de cultivo que acompañan a la linealidad del río en dirección Granada ciudad. La cascada supone un cambio de cota considerable, una presencia acústica notable y un punto del río donde es complicada la comunicación entre ambas riberas. Desconozco si es aprovechado el salto, pero toda caída de un fluido genera una energía que podría ser utilizada para dar electricidad al alumbrado que acompaña al río, por ejemplo.


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Sin saberlo, la cascada también sería un punto de inflexión muy notable en el ecosistema del río ya que desaparece esa linealidad tan marcada de los tres recorridos que veíamos al principio. Toda la cuenca se entiende como una sola; una autonomía muy marcada debido a la ausencia de pavimento, flora aleatoria e irregularidad en el trazado de la ribera que ofrecen un ecosistema mucho más natural que el del principio de la jornada.


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Nuestro recorrido empezaba a acariciar la vuelta a casa no sin antes una última parada. Fernando y yo fuimos los únicos valientes en descalzarnos y meter los pies en el gélido río. El sol empezaba a esconderse y todo se tiñe de colores amarillentos. Las copas de los árboles se reflejan en el agua que emborrona nuestras faces cuando le plantamos cara. Se paladea la tranquilidad del lugar tanto que casi parece un insulto nuestra presencia.


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Como una flecha en el mar, empezamos nuestra vuelta a casa pedaleando sobre un terreno en el que a ambos lados nos ganaba la carrera el agua. Es curioso porque parece que nosotros éramos el río, ya que entendemos por normal general que el agua corre en el centro del valle. La línea de bicicletas era el equinoccio del valle y el agua parecían las riberas donde solemos pisar. Un negativo en la vida real.


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“Entre dos aguas como Paco,

Entre dos ríos, Belgrado.

Entre mis labios un petardo, vestía leopardo,

Entre mis manos sus leotardos.”

[Metacrilato, Prok]


La vuelta a casa no fue más que ver en reverso el proceso de evolución del valle según nos acercamos a la ciudad. Fue quizás más explicativa ya que sabía lo que me iba a encontrar, entonces pude apreciar con más detalle cada cambio partiendo de un lugar levemente afectado por el ser humano hasta un “río urbano” encajado en una masificación de hormigón armado y puentes asfaltados.


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Finalmente, con la luz del crepúsculo, el líder del pelotón ciclista tuvo el gran detalle de invitarnos a todos a una deliciosa cerveza mientras conversábamos sobre la clase, la Arquitectura y demás temas. Fue un cierre de jornada muy agradable y agradezco mucho el gesto de la invitación, José María.


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Reseña Semana 7 [2/11/2021]

En primer lugar, me gustaría poner en manifiesto una idea similar a la de Camille respecto al hotel en Málaga de Rafael Moneo y sobre la Arquitectura de gran renombre en general. Creo que es común entre varios de nosotros el desconcierto acerca del gigantesco hotel propuesto por el navarro. ¿Por qué se ha permitido construir tal antónimo del caserío de Málaga? ¿Cómo un premio Pritzker fue capaz de sesgar a sangre fría toda contemplación histórica y contextual de la ciudad de malagueña? Como vimos en clase, la ley fue cambiada por la Junta de Andalucía exclusivamente para que se pudiera llevar a cabo el levantamiento hotelero, despreciando la opinión defensora patrimonial.

Considero que precisamente deberían ser Arquitectos como Moneo los que diesen ejemplo a las nuevas generaciones de lo que NO hay que hacer, en este caso, en centros históricos. No obstante, pongo la mano en el fuego de que es el dinero el que lleva las riendas en esta historia, como de costumbre.

Otro ejemplo de esta “clandestinidad” es el Hotel Restaurante Atrio en Cáceres de Mansilla y Tuñón. Según recoge el Código Técnico de la Edificación, cualquier elemento portante de hormigón armado ha de tener como mínimo 25 centímetros de sección para evitar problemas con el acero y los recubrimientos. No obstante, todas las lamas de este proyecto fueron ejecutadas con una sección menor. ¿Por qué? ¿Dónde queda la ley que nos iguala a todos? Respuestas que quedan sin valor al ser dadas con la obra ya construida.

Otras obras descontextualizadas: el Guggenheim en Bilbao de Frank Gehry, que ya vimos en clase, numerosas obras de Santiago Calatrava; el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe en Valencia o el Puente del Alamillo en Sevilla.

Tuvimos la grata visita de Yolanda Romero Padilla, licenciada en turismo y comercio por la Universidad de Madrid, nos brindó una presentación del proyecto que vamos a desarrollar hasta fin de curso. Con diversas aportaciones de José María y el contenido explicado por Yolanda entendimos los diferentes problemas en la Costa del Sol en relación al turismo, la población, los incendios del verano y la Arquitectura entre otros temas.

Mi primera idea frente a la absurda colmatación de hormigón que perfila y amenaza a la Costa del Sol es precisamente unos de los primeros conceptos que vimos en el curso: la “desurbanización”. Recuerdo que José María ha comentado varias veces acerca de una reserva natural la cual se está perdiendo debido a un dique próximo cuya función es generar una lámina de agua abrigada. Las corrientes cambian y esto produce un desgaste de la orilla que va menguando hacia el interior de la reserva natural.

La ciencia, la construcción y la técnica ha avanzado de tal manera que casi podría asegurar que podría replantearse este dique, por ejemplo, en otro lugar, diseñado y levantado de tal manera que no altere el ecosistema y que permita preservar el lugar, pero a la vez desarrollando los usos necesarios. No obstante, eso costaría mucho dinero y no es la prioridad de aquel que solo quiere llenarse su bolsillo.

Como cierre de clase y de esta reseña, cual anillo al dedo suscita hablar del proyecto Restauración del Paraje Tudela-Culip en el Cap de Creus (Gerona) y de la minuciosa labor de eliminación del Club Med que se ubicaba en la península. Considero este el ejemplo perfecto de la idea que ronda por mi cabeza sobre cómo abordar los problemas de la Costa del Sol. El Club Med fue destruido y suprimido del Cap de Reus a un nivel de martillo y cincel minucioso, evitando destruir el mínimo ápice de acantilado natural del lugar. Un respeto y una consideración a gran escala que jamás había visto y que, debido a su realidad, apuesto por esta posibilidad.


Reseña Semana 8 [9/11/2021]

¿Cuán delgada es la línea entre la intimidad personal de un hacedor y su expresión artística? ¿Existe una reciprocidad entre la manera de plasmar una idea y la vida personal de un artista? ¿Hay que disociar entre estos dos ámbitos? Este breve comentario busca incentivar en aquella persona que lo lea a que se realice estas preguntas.


Reseña Semana 9 [16-17/11/2021]

Aún recuerdo aquella mañana de noviembre, tras haber dormido apenas unas tres horas, cómo el frío arañaba mi cara mientras a paso acelerado, recorría a la vera del crepúsculo la Avenida de los Reyes Católicos en con destino el centro comercial Neptuno, donde nos recogería el autobús dirección Málaga. Durante el trayecto agradecí la situación pandémica y el obligatorio uso de la mascarilla, ya que pude descansar la mirada tranquilamente sin temor a ser observado (habitúo a dormitar con la boca abierta).

Tarde o temprano, la cuestión es llegar, y por diversos problemas de gestión el grupo apareció en escena tras haber comenzado la primera de las charlas del seminario, dicen que lo bueno se hace esperar. Desconozco si es habitual que en los seminarios se ofrezca un servicio de catering a los participantes ya que es el primer al que he asistido, pero a pesar de mi agnosticismo, aquel café (que fueron dos o tres) al que llevaba rezando desde que me había despertado apareció. Sin duda, el percutor de que a día de hoy pueda escribir estas líneas.

El main plot de esta reseña prosa sobre cómo aquel día en Málaga me sirvió para afianzar y comprobar la realidad de una idea que me lleva rondando por mis pensamientos desde que me embauqué en este maravilloso mundo de la Arquitectura hace unos cinco años.

Voy a contaros un trocito de mi historia. Aquí en España, cuando acabas el colegio, el “camino recto” consiste en recorrer cuatro años de E.S.O. (Enseñanza Secundaria Obligatoria), dos años de Bachillerato (en mi caso, la modalidad física-tecnológica) y Selectividad, una serie de exámenes donde comprueban tu recorrido académico durante estos seis años y según tus resultados, puedes optar a la carrera o grado que hayas elegido. Este modo de “selección” del futuro me resulta un tema muy discutible, al que encuentro muchas diferencias y en el que podría extenderme de manera extensa, pero creo que no es un tema propio para este blog, sí para una conversación en una terraza.

Aquel adolescente que ahora escribe este comentario ya desconfiaba de todos esos trámites que decidirían mis años venideros y a pesar de tener buenas notas en prácticamente todas las asignaturas, siempre encontraba la manera de aprobar los exámenes sin tener que estudiar mucho. No obstante, los contenidos que realmente me gustaban, los desempeñaba con gusto y los resultados eran los propios de un alumno que disfrutaba de la enseñanza y ponía todo su esfuerzo en lo que hacía.

A día de hoy de aquellos años me llevo adentro las vivencias y las experiencias vividas en aquel instituto, más que los contenidos académicos, las enseñanzas de la vida que experimenta un humano en plena pubertad. Fueron y son lo que soy hoy en día.

Mis resultados en el Instituto fueron notables, pero en Selectividad no tanto, lo suficiente para poder entrar en Arquitectura en Sevilla (la nota de corte en España para acceder a este grado es muy baja). La realidad es que el Bruno de diecisiete años no sabía dónde se metía hasta la mitad del primer año de este lustro académico. Aquella puerta que crucé hacia este mundo fue sin duda la correcta, a día de hoy agradezco la puntería que tuve en aquella aleatoriedad, acertando en elegir la carrera que actualmente sufro y disfruto en porcentajes variables.

Como ya he comentado, mi desconocimiento desapareció en el equinoccio de mi primer año viviendo solo de carrera, en una ciudad totalmente nueva, con cierta libertad económica y con una inocencia que actualmente envidio. Recuerdo que llegué tarde a mi primera clase de universidad por una confusión de aulas (como ya mencioné anteriormente, lo bueno se hace esperar). Dibujo 1, septiembre, Sevilla, 40ºC. Me pusieron a dibujar un alicatado de azulejos típico de las viviendas sevillanas a mano alzada. En aquel A3 había tachones, líneas torcidas, mal borradas y taladradas en el papel, gotas de sudor, manchas de grafito... De todo menos azulejos. Durante esa clase me replanteé varias veces qué narices estaba haciendo allí. Algo significativo tuve que encontrar para haber continuado este largo camino.

Tras estos cinco años dedicados a esta Bella Arte, mi idea acerca de qué es la Arquitectura ha ido evolucionado de manera exponencial. La vaga idea del Bruno de primera de carrera se limitaba a intentar comprender y relacionar con un edificio todo aquello que me enseñaron. ¿Física? ¿Matemáticas? ¿Historia? Temía que fuera un tercer año de Bachillerato.

A fuego lento, asignatura tras asignatura, día a día, plano a plano, empecé a formalizar mi idea de qué es la Arquitectura, de qué significa, cómo se genera y, sobre todo, cómo entenderla. Poco a poco me di cuenta de por qué tenía asignaturas como física, matemáticas o historia. ¿Por qué? Porque para mí, TODO es Arquitectura. Todo converge, se enzarza y se plasma en cada edificio, plaza o puerto. Todo tiene un por qué y un por qué no. Un por qué físico, matemático e histórico, además de proyectual, constructivo, patrimonial, antropológico, estructural, económico, político…

Cada aptitud, rama o vertiente de la σοφία (sophia), la sabiduría, aparece en la Arquitectura. En la Universidad de Sevilla hay una asignatura llamada Taller de la Arquitectura, que considero bastante acertada, en la que se realiza un proyecto básico en el que profesores de varias aptitudes te aconsejan en su especialidad sobre tu proyecto durante todo el cuatrimestre, alcanzando un grado de mayor “realidad” en el proyecto.

Toda esta concepción la he experimentado siempre de manera individual, bajo el rol de alumno que intenta hacer lo mejor que puede para superar todos los trabajos de manera satisfactoria. Esta idea propia pude compartirla y hacerla real en silencio durante las diferentes actividades del seminario.

A lo largo de aquella mañana, se respiraba (a través de una mascarilla) un aire de sophia, de sabiduría. Acudieron representantes de diferentes ciencias, licenciados en política, turismo, arquitectura, artistas, filósofos y entre todo debatimos sobre cómo rellenar ese cuadro de sostenibilidad que nos lleva acompañando todo el cuatrimestre. Por fin sentí esa sinergia (que mi inocente mente piensa que aparece en los grandes estudios de Arquitectura). Es imposible conquistar todos los países. No se pueden estudiar todas las carreras. No se puede saber todo, pero entre todos y gracias a nuestros años de experiencia pudimos cumplimentar de manera reflexionada y fundamentada todas las decisiones tomadas. Por lo comentado y pese a la brevedad del seminario, sentí más cercana la realidad en lo poco que proyectamos entre todos que en muchos de mis intentos de acercarme a ella.

Mi conclusión es que en este mundo hay que tener muchos amigos que sean profesionales en lo suyo para juntos, hacer grandes cosas.


Reseña Semana 10 [23/11/2021]

Es jocoso, pero cuando me disponía a escribir esta reseña, me he dado cuando que iba a iniciarla de la misma manera que la de la semana pasada, pero con una pequeña antonimia. “Aún recuerdo aquella tarde de noviembre (esta vez sí había dormido decentemente) cómo el calor nos abrazaba a todos en el patio de la escuela”. Manteniendo la excusa de nuevo, dicen que lo bueno se hace esperar y con frecuencia el alumnado se hace de rogar a la hora de entrar en clase de Monográficos.

No obstante, aquel día para mi sorpresa, en mi camino hacia el aula percibí tras la cristalera que delimita el patio que era José María el que estaba esperándonos en el patio tomando el sol. Podemos hablar de que esta situación se ha convertido en costumbre, ya que las clases venideras comenzarían de la misma manera. Y qué manera.

Aquellos ratos no eran diferentes, eran nuevos. Me hicieron replantearme varias cosas. No obstante, me gustaría dejar esta reflexión para la última de las reseñas a modo de cierre. En este comentario me gustaría poner en debate desde la individualidad una conversación que mantuve con José María y Camille.

Entre cigarros de liar, cafés, bostezos y una temperatura agradable, nuestro líder (a día de hoy creo que a modo de desahogo) nos relató cómo había sido la revisión de los Proyectos de Máster aquella mañana. El descontento se palpaba desde la primera chispa sobre aquellos proyectos que planteaban un mercado en el centro de Granada. En ese momento la sinergia hizo acto de presencia y decidió quedarse hasta que terminó la clase.

José María puso en crisis la presencia de más de una altura en todos aquellos proyectos destinados a una nueva vida comercial en un centro histórico como el de la ciudad de Granada. Su pretexto (con el que coincido) versaba sobre los principales usuarios de un “mercado de abastos”. Es cierto que hablar hoy en día de ir “a la plaza a comprar” suena a tercera edad y tiene sentido, ya que hasta hace aproximadamente 50 años no aparecieron las grandes superficies comerciales en dos vertientes; una única entidad que ofrece diversos productos (Mercadona, Carrefour) y los complejos terciarios, un convenio de multitud de marcas que se ordenan en una extensión o edificio bajo un mismo nombre (Lagoh en Sevilla, Luz Shopping en Jerez o Neptuno en Granada).

Ya sea por las dificultades físicas que aparecen en esas edades o más por cómo se han configurado prácticamente la totalidad de los mercados de abastos de las ciudades españolas, que en ellos aparece la premisa de tener una única planta. A día de hoy este sector de la sociedad son un alto porcentaje de los usuarios de los mercados de abastos, por la tradición, la cercanía con el vendedor y las eventualidades que ocurren en el propio mercado, encuentros con amigos, actuaciones, espera de productos de temporada… Supongo que la presencia de varias alturas en todos los proyectos viene dada por la mala costumbre de la educación vertical que reciben los estudiantes de Arquitectura hoy día. Seguramente yo mismo propondría más de una altura idealizando a abuelos subiendo escaleras. ¿Cuál sería la solución óptima?

Mi respuesta en aquella conversación comenzó con un ápice de mi historia. Soy natal de Jerez de la Frontera, Cádiz. Desde que tengo uso de conciencia, he ido percibiendo cómo mi ciudad cambiada. Actualmente miro fotos del Jerez de hace 20 años y parece otra. En mi recuerdo siempre estarán las mañanas acompañando a mi madre a “la plaza” (el mercado de abastos) a comprar verduras en su puesto de confianza. El centro de Jerez estaba vivo, la vía más significativa de Jerez, la calle Larga, tenía vida. Multitud de pequeñas tiendas completaban los locales en planta baja de los edificios. La compra diaria, ropa, regalos y complementos se realizaba en el centro histórico, en pequeñas tiendas de barrio. Paulatinamente esta vida fue despareciendo por culpa de “Area Sur” un centro comercial situado a las afueras de la ciudad y más tarde, “Luz Shopping”, un complejo de tiendas distribuidas en una pequeña ciudad comercial ubicada próximo al primero. La novedad hizo mella en la población y sin darnos cuenta, supusieron un inevitable cambio en la ciudad.

Poco a poco la gente cambió su rutina de compra y dado que estos centros comerciales ofrecían todos los productos en un mismo lugar, la “compra” resultaba más rápida y sencilla, con el plus de la mera estancia en Área Sur o Luz Shopping, que al principio era prácticamente una actividad de ocio. Por falta de clientela, los pequeños comercios del centro fueron desapareciendo, tiendas como Bershka, H&M, Zara o Stradivarius, que gozaban de un local en pleno centro histórico, se mudaron a las grandes superficies. El centro entró en una decadencia que se mantiene hasta hoy día. Pocos locales de nueva apertura se establecen y se mantienen un largo periodo de tiempo. Yo mismo he ido a comprar a tiendas “nuevas” y semanas más tarde ver que había desparecido.

No obstante, el mercado de abastos o “la plaza” (situado a escasos metros de la calle Larga) ha sufrido pocos cambios. A día de hoy es de los pocos lugares en Jerez en los que se respira un ambiente folclórico, de cercanía al cliente y de esencia jerezana pura. Desde un punto de vista arquitectónico, el edificio acompaña esta concepción, la materialidad pétrea, las cubiertas a dos aguas de teja y la distribución de los puestos de venta crean esta atmósfera.

Tras narrar este paréntesis autobiográfico en la conversación con José María y Camille, llegué a una conclusión precipitada de cuál sería la decisión proyectual acertada para ese nuevo mercado en el centro de Granada. Mi idea consistía en recuperar la vida en un centro histórico. Dar motivos a la gente para volver a realizar todo tipo de actividades en un mismo lugar, pero en el centro. Un “mercado comercial”. Se mantiene la premisa de ubicar el mercado de abastos en planta baja, mientras que en plantas superiores o edificaciones cercanas pero entendidas bajo un mismo concepto, generar todas esas actividades que las grandes superficies “robaron”. Salas de cine, teatro, parques, tiendas, restauración, salas de usos múltiples para incentivar la creatividad de la juventud, puntos de reunión, talleres. Sin duda, una utopía que se enfrente a la consolidación de una ciudad centenaria como Granada o Jerez de la Frontera. No obstante, las antiguas ciudades como Roma o Grecia podrían entenderse así en su contexto histórico, “pequeñas ciudades” donde la vida era la ciudad entera y la sociedad se homogeneizaba con la distribución urbana.

José María respondió con que ninguno de los alumnos de Máster había llegado a mi conclusión. Sin duda, las mejores ideas aparecen cuando no estamos entre cuatro paredes.


Reseña Semana 11 [30/11/2021]

A colación de la reseña anterior que trataba sobre el centro histórico de Jerez de la Frontera, me gustaría presentar un proyecto no construido en Jerez. Se trata del concurso internacional para la Ciudad del Flamenco. No obstante, esta presentación se encuentra en una entrada ubicada en la página principal de citywiki con el nombre “CONCURSO PARA LA CIUDAD DEL FLAMENCO”. Espero que os guste.


Reseña Semana 12 [7/12/2021]

Aprovechando la impuesta comodidad otorgada por la pandemia en cuanto a las clases online se refiere y escondiendo la realidad de poder construir un buen puente de vacaciones, esta charla tuvo un desarrollo telemático. Siempre he pensado que todo tiene su parte buena y su parte mala. En esta ocasión, la parte mala es la frialdad que supone la comunicación a través de un micrófono y una cámara, sin olvidar las pausas y dificultades técnicas causadas por malos periféricos o escasa conexión a internet. No obstante, también he de confesar la facilidad y comodidad de estar en casa, sentado en tu zona de trabajo habitual y, sobre todo, calentito (aquí la situación pandémica juega turno y el frio que entra en clase por las permanentes ventanas abiertas no se echó de menos aquel día).

Otro punto a favor de “jugar en casa” y las clases online son las innumerables facilidades que nos ofrece nuestro portátil o PC. En resumidas líneas, la clase fue una conversación entre los “presentes” comentado diversos proyectos y temas de divulgación arquitectónica. En esta reseña me gustaría expresar otra idea que llevaba rondando por mi cabeza desde que estudio Arquitectura y que tras la exposición de José María enseñando un polideportivo que hizo en Málaga hace unos años, se hizo real.

Cuando comencé la carrera tenía una vaga idea de cómo construir un edificio. Lo lógico, cuatro pilares y un techo. No obstante, cuando cursé las primeras asignaturas de Construcción me asustó la complejidad constructiva que tiene cualquier construcción. La primera vez que vi una sección constructiva no la entendí. Sabía lo que era una sección, pero no entendía que eran todas esas capas que había en una cubierta o los sinuosos trazados de las carpinterías de una ventana. Cuando comprendí que era un edificio y que todos escondían una complejidad constructiva no solo de materiales sino también de sistemas estructurales, me pregunté cómo se trasladaría ese dibujo tan ortogonal y bien trazado a la realidad.

Desde un primer momento confié en la raza humana y pensaba: “hay millones de edificios en el mundo y ahí están, se mantienen en pie, somos buenos construyendo”. Qué inocente aquel Bruno de 17 años. Errar es humano y en la Arquitectura se ha errado mucho. Mi duda quedó aclarada con el proceso de construcción del polideportivo que José María hizo.

El iniciado joven en este mundo pensaba que su labor sería hacer los planos de un edificio, mandarlo a construir y que todo saldría según las plantas, alzados y secciones que yo supuestamente proyectaría. Si mis planos están bien, todo tendría que salir de perlas en la realidad. Pues no. Un Arquitecto va más allá de su estudio, tiene que ir paulatinamente a la obra para revisar que todo está en orden y en el caso de José María, enfrentarse a adversidades no esperadas.

Recuerdo problemas con el terreno, un mal replanteo de pilares, particiones no proyectadas, descuelgue en carpinterías, cambios de última hora… Así narrado (y con perdón), suena a caos. No obstante, los argumentos previos a la construcción se vieron reflejados en la realidad, la construcción existe, a día de hoy sigue activo y cumple su cometido, pese a múltiples diferencias entre la idea proyectada y el resultado final.

Esta asignatura y sobre todo esta clase me sirvió para amoldar mi idea de cómo será mi futuro, conocer posibles problemas a los que me enfrentaré y cómo ser ávido para solventarlos, sin olvidar recopilarlos en una presentación para enseñarla en una clase online dentro unos años a mis alumnos desde casa, calentito.


Reseña Semana 13 [14/12/2021]

Como venía siendo habitual, la puerta a cruzar a esta clase no fue la del aula sino la del patio (por decir que fuimos a clase). Anticipada, pero sin quererlo fue una despedida, ya que sería la última sesión a la que asistimos todos. Esta reseña trata precisamente de eso. ¿Fuimos a clase? Cuando el sol se escondió en el patio, nuestro destino se encontraba bajando unas calles del Realejo. Tras varios intentos fallidos, encontramos un pub donde poder disfrutar en común de unas cervezas y vinos.

Para mí, ese día no fui a clase. Sí fui a clase, pero no a una clase. La principal diferencia (obviando el cambio de los libros de textos por zumos de cebada fermentada) fue de nuevo, la sinergia que se palpaba en aquella reunión. La normalidad educativa de profesor que imparte unos contenidos y alumnos que tratan de recibirlos no estaba presente aquel día y, sobre todo, los temas que se debatieron que aparentemente no tienen cabida en lo que nos reunía, la Arquitectura.

Música, humor negro, feminismo, arte, política, sociedad. Múltiples opiniones se cruzaban entre las copas y las tapas. Contamos anécdotas patéticas, picantes y que no se pueden contar con padres delante. Nos conocimos todos un poco más.

El propósito de esta reseña no es más que dejar constancia de aquel día, de la sensación que presencié (hacía mucho frio, eso no se me olvida) de poder subir ese escalón social o de desligar la relación profesor-alumno y tener una conversación entre personas que viven en la sociedad actual, pero desde una perspectiva distinta dada por la multinacionalidad de la clase.


Reseña Semana 14 [21/12/2021]

Para no fallar a la tradición, la última sesión tuvo lugar en toda su extensión (hasta que se fue el sol) en el patio de la escuela, aunque esta vez no hubo cerveza. En esta última reseña me gustaría hablar precisamente de las clases en el patio, de lo que han supuesto para mí y sobre todo esta última.

Durante mi camino académico he tenido pocas oportunidades de atravesar esa barrera profesor-alumno que ya he comentado en algún comentario. A día de hoy considero que el percutor principal de que esto haya sucedido han sido los ratos que no estábamos en el aula, sino en el patio, en la excursión en bicicleta por el Genil, en el seminario de Málaga o en un bar.

Si te paras a pensarlo, tiene mucho sentido ya que lo establecido como normal en la enseñanza tiene lugar en un aula interior, con uno o varios profesores impartiendo su especialidad y el alumnado que está presente para formarse. Cuando rompemos los esquemas de algo que tenemos tan interiorizado, surgen contenidos que de puertas adentro no aparecerían.

Precisamente durante esta charla en el patio este tema estuvo presente. El “backstage” de una clase, el del profesor y el del alumno. Hablamos de una clase desde fuera de esa clase y es algo que a mí me suscita mucha curiosidad, ya que me gustaría encaminar mi vida profesional hacia la enseñanza de la Arquitectura, combinada con trabajos externos desligados de la universidad. José María contestó varias de mis dudas acerca de lo que supone llevar la vida que pretender algún día vivir, cómo se gestiona la relación con una persona que pretende aprender de ti y el abanico de sentimientos que pueden surgir siendo profesor y arquitecto a la vez. Despedí aquella “clase” con un buen sabor de boca, ansioso de saber qué me depara el devenir de mi vida académica y posteriormente, profesional.

José María hizo un comentario con el que estoy muy de acuerdo. Realmente, ¿Qué hemos hecho este cuatrimestre? ¿Qué podríamos enseñarle a alguien ajeno a Monográfico de Proyectos qué hemos elaborado estas quince semanas? Muy poco, por no decir nada. No obstante, todos los días hemos aprendido algo, ha surgido un tema de conversación interesante, hemos debatido y compartido más de una cerveza. Para mí eso ha sido esta asignatura, de la que al principio renegaba un poco y a día de hoy considero que ha sido una grata experiencia. Aprendizaje.

De vez en cuando, escribo y me gustaría cerrar este blog y esta asignatura con unos versos propios:

“Ve a decirle a todo aquel que esté bajo el sol que estoy en mi camino,

Que lo importante es la compañía, no el lugar y no el destino, sino el viaje,

Aprender de cada vivencia, disfrutar el momento y capturar el paisaje.

Si soy yo el que se va no es tan dura la despedida, lo llaman destino.”


AUTOEVALUACIÓN

Detesto hacer autoevaluaciones, la verdad. Me considero una persona muy modesta que a pesar de tener conciencia de lo que he hecho y cómo lo he hecho (si bien o mal, vaya), no me gusta hablar sobre mí o mis resultados y mucho menos, tener que autocalificarme. Yo creo que lo de poner nota es trabajo del profesor no del alumno, pero esta vez haré una excepción.

Puestos a tener la oportunidad de ponerme mi propia nota, pues un 10 y si puede ser matrícula de honor, mejor que mejor. Es que me parece absurdo no calificarte con la nota máxima si tienes la oportunidad de hacerlo. Por eso no me gusta, porque parece egocéntrico y ostentoso. No obstante, voy a dejar constancia de mi paso por esta asignatura para intentar que la utópica tenga algo de justificación.

Además de modesto, me considero extrovertido y participativo. A mi favor he de decir que el hecho de ser español me ha facilitado el entendimiento y la comunicación en las clases e intervenía siempre que tenía algo que decir. Considero que he sido ciertamente rutinario con las reseñas de clase, dando un pasito más e intentando abrir ciertos frentes, no dedicarme a redactar explícitamente lo que habíamos hecho durante cada sesión, sino darle una vuelta y redactar algo digno de leer. En pocas palabras, creo que he realizado un buen desempeño de la asignatura.