Diferencia entre revisiones de «Monografico de Proyectos 2023-2024/FERRARESE,LEO»

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Cada vez que se manifiesta un problema el hombre ha encontrado soluciones diferentes, con lógicas diferentes, que se adaptaban más o menos al ambiente circundante. Mirando a la historia, cuanto más se han ampliado nuestras posibilidades y cuanto más nos hemos alejado de la naturaleza que nos rodea, más comodidad hemos acumulado y más nos hemos acostumbrado a necesitarlas y perseguirlas, creando necesidades innecesarias. ¿Pero podemos volver a vivir de necesidad? Probablemente no, seguramente no rápidamente. Pero quizás podemos mitigar este fenómeno, reponer habilidades perdidas que satisfacían necesidades fundamentales y que nos han formado como especie, en relación con los desafíos del ambiente. Tal vez lo que más ha cambiado en el tiempo es la percepción misma de esto, el escanear de manera matemática, precisa el tiempo y la cada vez más habituación a cosas rápidas, efímeras, nos han desviado en el modo de vivir las cosas, en el modo de desearlas, en el modo de necesitarlas. Nos han impedido tener que esperar, contemplar los problemas y encontrar soluciones con el tiempo. Obviamente, haber creado problemas rápidamente, que se desarrollan rápidamente, no ayuda a volver a aflojar el ritmo. Quizás la única manera es poner una piedra, algo que nos detenga, ciertamente no sin daños, en un ámbito u otro, pero ¿a qué estamos dispuestos a renunciar? Seguramente hasta ahora estamos renunciando a nuestra naturalidad, pero probablemente pocos sienten esta falta, que quizás es una falta de problemas reales, de desafíos realmente necesarios. O tal vez estos existen, simplemente no nos damos cuenta, no nos tocan de manera tangible en la confusión en la que vivimos, o tal vez solo están lejos, fuera de nuestra vista, debemos ir a buscarlos, pero como se puede saber, ¿Pensar en ello y no quedar abrumado? Muchas veces quizás tratamos de escapar de los problemas reales que nos rodean para poder vivir en paz, ¿quién no lo querría? ¿Quién cargaría con los problemas del mundo?Probablemente este es el problema más importante, cargar con pocos de los problemas de todos los hace ser aún más grandes y pesados, por eso deberíamos empezar a diseñar nuevos modelos, de vida, de edificios, de ciudades y de interacciones. Comprometerse para hacer ver que es posible vivir de otra manera, que es posible otro mundo, con otros valores; construible con los escombros de este, que nace de sus problemas más intrínsecos. El único detalle que me hace pensar que esto es solo una utopía es que solo puede funcionar si todos lo hacen juntos y, por desgracia, siempre hemos sido mucho mejores en estar en desacuerdo unos con otros, a pesar de lo obvio de cuál era el camino correcto.
 
Cada vez que se manifiesta un problema el hombre ha encontrado soluciones diferentes, con lógicas diferentes, que se adaptaban más o menos al ambiente circundante. Mirando a la historia, cuanto más se han ampliado nuestras posibilidades y cuanto más nos hemos alejado de la naturaleza que nos rodea, más comodidad hemos acumulado y más nos hemos acostumbrado a necesitarlas y perseguirlas, creando necesidades innecesarias. ¿Pero podemos volver a vivir de necesidad? Probablemente no, seguramente no rápidamente. Pero quizás podemos mitigar este fenómeno, reponer habilidades perdidas que satisfacían necesidades fundamentales y que nos han formado como especie, en relación con los desafíos del ambiente. Tal vez lo que más ha cambiado en el tiempo es la percepción misma de esto, el escanear de manera matemática, precisa el tiempo y la cada vez más habituación a cosas rápidas, efímeras, nos han desviado en el modo de vivir las cosas, en el modo de desearlas, en el modo de necesitarlas. Nos han impedido tener que esperar, contemplar los problemas y encontrar soluciones con el tiempo. Obviamente, haber creado problemas rápidamente, que se desarrollan rápidamente, no ayuda a volver a aflojar el ritmo. Quizás la única manera es poner una piedra, algo que nos detenga, ciertamente no sin daños, en un ámbito u otro, pero ¿a qué estamos dispuestos a renunciar? Seguramente hasta ahora estamos renunciando a nuestra naturalidad, pero probablemente pocos sienten esta falta, que quizás es una falta de problemas reales, de desafíos realmente necesarios. O tal vez estos existen, simplemente no nos damos cuenta, no nos tocan de manera tangible en la confusión en la que vivimos, o tal vez solo están lejos, fuera de nuestra vista, debemos ir a buscarlos, pero como se puede saber, ¿Pensar en ello y no quedar abrumado? Muchas veces quizás tratamos de escapar de los problemas reales que nos rodean para poder vivir en paz, ¿quién no lo querría? ¿Quién cargaría con los problemas del mundo?Probablemente este es el problema más importante, cargar con pocos de los problemas de todos los hace ser aún más grandes y pesados, por eso deberíamos empezar a diseñar nuevos modelos, de vida, de edificios, de ciudades y de interacciones. Comprometerse para hacer ver que es posible vivir de otra manera, que es posible otro mundo, con otros valores; construible con los escombros de este, que nace de sus problemas más intrínsecos. El único detalle que me hace pensar que esto es solo una utopía es que solo puede funcionar si todos lo hacen juntos y, por desgracia, siempre hemos sido mucho mejores en estar en desacuerdo unos con otros, a pesar de lo obvio de cuál era el camino correcto.
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Revisión del 13:21 6 nov 2023

Los temas discutidos en el aula son muy actuales y te obligan a pensar en el futuro más cercano. ¿Cómo encontrar fuentes de energía más sostenibles? ¿Cómo reducir el impacto humano interactuando con el paisaje? Alguien sugiere deconstruir lo que ya hay y recostruir paisaje, concepto interesante, pero ¿estamos hechos para esto? ¿No para hacer lo que la naturaleza no haría? Ciertamente podemos encontrar la manera de hacerlo de manera más armónica, pero también tenemos otras necesidades actuales y muy próximas. La sociedad actual no me parece inclinada a un cambio radical, ¿cómo convencerla de la necesidad?


Ciclovisita río Genil

Acaba de pasar el almuerzo, el sol late fuerte y una caravana se dirige al sureste, imagen poética, monográfico de proyecto a informe. La misión parece simple, casi un juego de revista, encontrar las diferencias a lo largo del curso del segundo río de Granada; investigar las relaciones entre esta larga línea y su entorno, tratar de percibir y entender cómo estos cambian al acercarse a la ciudad. El comienzo está gobernado por el indiscutible rey del siglo XX, el hormigón, que va dejando paso a sus interpretaciones desde la cara más natural, hasta llegar a una verdadera naturalidad, aunque un poco domesticada, después de algunos kilómetros. Un hilo conecta todos los ambientes que se van a crear, un hilo de agua, o quizás de vida, que se manifiesta a pesar del control humano y es precisamente en este término que debemos concentrarnos, control. Muchas veces me pregunto por qué sentimos la necesidad de controlar la naturaleza? o al menos intentarlo ¿por qué no buscar la manera de sintonizarnos? ¿Podríamos perder alguna comodidad? Quizás. ¿Podríamos ganar calidad en nuestras vidas? Seguro. Pero, ¿qué podemos hacer los proyectistas? ¿Quizás empezar de nuevo a emular la naturaleza? Reconstruir hábitats en nuestras ciudades, no solo para nosotros, sino para todo lo que nos rodea en la naturaleza. Llevando este discurso al extremo, he oído a gente hablar de volver a montar a caballo y aprender a vivir con lobos, creo que son fantasías. Pero quizás hay algo a lo que deberíamos volver, quizás una vida más lenta en la vida cotidiana, siempre interconectada, pero con una dimensión más humana, con un contacto humano y natural cotidiano, por las calles, nuevas calles, nuevas ideas de calles, en los edificios, nuevos edificios, nuevas ideas de edificios, en actividades, nuevas actividades, nuevas ideas de actividades.

Velez-Malaga delta require ayudo

Las zonas de interacción entre ambientes diferentes son siempre las más ricas, sean éstas construidas o naturales. Son las más ricas pero también las más complejas de gestionar, ya que la cantidad de factores que se encuentran en ellas le dan la belleza de la complejidad, muy fácil de entender una vez descubierta la lógica que la guía. ¿Es esto lo que debemos buscar? una nueva lógica? quizás una lógica antigua. Durante milenios, la construcción humana ha estado en armonía con el ambiente que la rodea, el hombre habitaba en la naturaleza y era parte integrante de ella ¿ha sido el deseo de glorificar nuestro saber construir lo que ha dañado esta relación simbiótica? O tal vez el deseo de escapar de nuestra debilidad intrínseca? para demostrar que éramos creadores de nuestro ser, dueños de lo que nos sucede y de lo que vivimos? o al menos engañarnos al pensarlo. ¿Cómo volver a conectar con la naturaleza? sabiendo con certeza que podemos doblegarla a nuestra voluntad, incluso respetándola, interactuando no por explotación sino por cooperación. Quisás necesitamos más ingenieros de la naturaleza? Agricultores forestales y criadores de animales salvajes? Ojalá todos pudiéramos serlo un poco. Creo que lo que falta es un poco de conciencia y atención, para uno mismo y para los demás, pero esto solo se desarrolla con la interacción con lo que no se conoce, con el descubrimiento de otras complejidades, de otras bellezas, como la natural, los perfumes, las formas, las luces y las sombras que contiene el mundo natural, sin filtrar lo que de crudo y violento tiene esta naturaleza que nos rodea. El mayor problema quizás es que, por desgracia, no se puede obligar a las personas a esta conciencia, el tener que confiar en una inteligencia colectiva que me parece faltar, el tener que esperar que la masa reconozca los signos evidentes de la crisis cuando a menudo se subestima incluso en ambientes cultos, y mucho menos bajando el nivel. Desafortunadamente, incluso la construcción de edificios culturales no siempre lleva a las personas a usarlos, o al menos la mayoría de ellos, y no sé si tenemos tiempo para formar nuevos habitantes de la naturaleza, probablemente ni siquiera sabemos cómo hacerlo. Sin duda podemos intentarlo, podemos volver a dar vida a una sociedad más ecológica y respetuosa, más en contacto con la vida y la realidad. ¿La duda real sigue siendo la misma, la gente y la sociedad lo aceptarán? Si no, ¿qué podemos hacer? Como proyectistas, estamos atados a lo que se nos pide, a las exigencias del cliente y a sus necesidades, aunque no las compartamos.

Problemas, fuentes de solucciones

Cada vez que se manifiesta un problema el hombre ha encontrado soluciones diferentes, con lógicas diferentes, que se adaptaban más o menos al ambiente circundante. Mirando a la historia, cuanto más se han ampliado nuestras posibilidades y cuanto más nos hemos alejado de la naturaleza que nos rodea, más comodidad hemos acumulado y más nos hemos acostumbrado a necesitarlas y perseguirlas, creando necesidades innecesarias. ¿Pero podemos volver a vivir de necesidad? Probablemente no, seguramente no rápidamente. Pero quizás podemos mitigar este fenómeno, reponer habilidades perdidas que satisfacían necesidades fundamentales y que nos han formado como especie, en relación con los desafíos del ambiente. Tal vez lo que más ha cambiado en el tiempo es la percepción misma de esto, el escanear de manera matemática, precisa el tiempo y la cada vez más habituación a cosas rápidas, efímeras, nos han desviado en el modo de vivir las cosas, en el modo de desearlas, en el modo de necesitarlas. Nos han impedido tener que esperar, contemplar los problemas y encontrar soluciones con el tiempo. Obviamente, haber creado problemas rápidamente, que se desarrollan rápidamente, no ayuda a volver a aflojar el ritmo. Quizás la única manera es poner una piedra, algo que nos detenga, ciertamente no sin daños, en un ámbito u otro, pero ¿a qué estamos dispuestos a renunciar? Seguramente hasta ahora estamos renunciando a nuestra naturalidad, pero probablemente pocos sienten esta falta, que quizás es una falta de problemas reales, de desafíos realmente necesarios. O tal vez estos existen, simplemente no nos damos cuenta, no nos tocan de manera tangible en la confusión en la que vivimos, o tal vez solo están lejos, fuera de nuestra vista, debemos ir a buscarlos, pero como se puede saber, ¿Pensar en ello y no quedar abrumado? Muchas veces quizás tratamos de escapar de los problemas reales que nos rodean para poder vivir en paz, ¿quién no lo querría? ¿Quién cargaría con los problemas del mundo?Probablemente este es el problema más importante, cargar con pocos de los problemas de todos los hace ser aún más grandes y pesados, por eso deberíamos empezar a diseñar nuevos modelos, de vida, de edificios, de ciudades y de interacciones. Comprometerse para hacer ver que es posible vivir de otra manera, que es posible otro mundo, con otros valores; construible con los escombros de este, que nace de sus problemas más intrínsecos. El único detalle que me hace pensar que esto es solo una utopía es que solo puede funcionar si todos lo hacen juntos y, por desgracia, siempre hemos sido mucho mejores en estar en desacuerdo unos con otros, a pesar de lo obvio de cuál era el camino correcto. miniaturadeimagen