Monografico de Proyectos 2025-2026/JEROME LORE
Curso del 23/09 : Hemos visto que la biodiversidad urbana depende mucho de la forma y organización de la ciudad: incluso en un entorno muy construido, espacios como terrenos baldíos, tejados o pasillos ecológicos permiten vivir a numerosas especies. También he comprendido, a través del ejemplo de la ciudad residencial de Marbella, que las opciones de desarrollo o densificación pueden amenazar estos equilibrios así como el valor patrimonial y social de los lugares. Esto demuestra que la naturaleza, el urbanismo y el patrimonio deben ser pensados juntos para crear ciudades sostenibles.
Curso del 30/09 : En este curso, exploramos los diferentes enfoques posibles del río, así como las múltiples visiones y percepciones que se pueden tener según el punto de vista o la altura del camino. A veces el río está abajo, a veces a la misma altura que nosotros, y estas variaciones influyen en nuestros sentimientos y en cómo lo percibimos. También hemos mencionado la importancia de las conexiones relacionadas con esta reapertura del río: desempeña un papel esencial de enlace, conectando los diferentes elementos del paisaje, los ecosistemas, pero también los seres vivos que lo rodean. El curso puso de relieve la riqueza de la biodiversidad. Se ha observado cómo la naturaleza local trata de recuperar su lugar, incluso en las zonas hormigonadas, así como las diferentes formas en que la vegetación alrededor del río es gestionada - a veces dejada libre, a veces controlada.
Curso del 07/10 : Esta semana hemos hablado de la relación entre la arquitectura y el entorno natural. El curso nos mostró que los proyectos arquitectónicos no se limitan a la forma o la estética, sino que también tienen un impacto directo en los ecosistemas y los recursos naturales. Hemos visto que algunos proyectos famosos, como la Casa Fallingwater de Frank Lloyd Wright, aunque innovadores desde el punto de vista estético, no siempre respetan la biodiversidad o el equilibrio ecológico del lugar. El nuevo proyecto hotelero en lugar de la Ciudad Residencial Tiempo Libre: corre el riesgo de agravar la artificialización del litoral andaluz y destruir aún más la biodiversidad marina y terrestre. Aunque el proyecto anterior utilizaba formas y colores que se integraban en el paisaje, ya no tenía un enfoque ecológico ni tenía en cuenta los riesgos naturales. Sustituir las casas por un hotel sólo aumentará la densidad turística, acentuará la presión sobre el medio ambiente e ignorará completamente la sostenibilidad. Este curso me permitió comprender mejor que la arquitectura debe ir hoy más allá de la simple integración visual: debe contribuir a la preservación de la biodiversidad (alfa, beta, gamma), a la gestión responsable de los recursos y a la reducción del impacto ambiental. Por lo tanto, los edificios deben considerarse como elementos vivos de su ecosistema y no como objetos aislados.
Curso del 14/10 : Esta semana la clase trató sobre la relación entre la arquitectura, la naturaleza y el territorio, y sobre la importancia de analizar el contexto antes de proyectar. El ejemplo de la autopista de Cataluña ilustra perfectamente esta idea: a pesar de la presencia evidente de un río, el trazado fue mal concebido y provocó inundaciones. Los ingenieros justificaron el error por el cambio climático, pero el problema provenía, sobre todo, de una falta de observación del lugar. Este caso demuestra la necesidad de investigar, comprender y anticipar las condiciones naturales antes de cualquier intervención arquitectónica. Después, hablamos de la renaturalización como estrategia para corregir los errores de un urbanismo demasiado artificial. Devolver espacio a la naturaleza permite absorber y filtrar el agua, purificar el aire, reducir el calor urbano y reforzar la biodiversidad. También se discutió la idea de una ciudad más compacta y elevada, en lugar de expandirse hacia el campo, con el fin de preservar el suelo natural y limitar el impacto ambiental. La relación entre arquitectura y paisaje se ilustró a través de Capability Brown y de los pintores Claude Lorrain y Nicolas Poussin. Todos mostraron que la naturaleza no es solo un elemento estético, sino una parte estructural que realza la arquitectura y a la vez es respetada. En este sentido, la naturaleza se convierte en una auténtica componente del proyecto arquitectónico, capaz de asegurar su durabilidad y su belleza. Finalmente, conectamos estas ideas con el proyecto de la Ciudad Sindical de Vacaciones de Marbella, estudiado en paralelo al curso. Concebida en los años 50 para garantizar el derecho al descanso de los trabajadores, esta ciudad buscaba integrar la arquitectura en el paisaje mediterráneo, respetando la topografía, las dunas y la vegetación local. A pesar de su contexto franquista, representa una reflexión muy actual sobre la relación entre bienestar, paisaje y patrimonio moderno. Hoy, repensar este tipo de proyecto desde una mirada ecológica y colectiva podría inspirar nuevas formas de habitar el territorio.
Curso del 21/10 : El curso de esta semana trató sobre la Ciudad Sindical de Vacaciones de Marbella, un complejo turístico modernista construido en la costa andaluza. Este sitio está hoy amenazado por un proyecto de hotel de lujo. El proyecto, que data de hace más de cincuenta años, se distingue por su forma de lazo, una carretera circular que conecta diferentes zonas de viviendas y áreas de actividades. La arquitectura dialoga estrechamente con la topografía dunar del lugar: algunos edificios cercanos al mar están dispuestos en terrazas, lo que permite que cada vivienda disfrute de vistas al mar. Las formas orgánicas y en espiral, combinadas con volúmenes más geométricos, crean un conjunto a la vez armonioso y experimental. Cada vivienda cuenta con un espacio exterior privado, destacando la importancia de las áreas al aire libre en una residencia de vacaciones. El edificio principal, en espiral, impresiona por su ingenio: rampa para autobuses, recogida de aguas pluviales y un diseño funcional hasta el más mínimo detalle. Una iglesia abierta al cielo, también en espiral, ilustra la riqueza simbólica del proyecto. Esta arquitectura, sobria pero inventiva, refleja una reflexión poco habitual sobre la relación entre naturaleza, técnica y vida colectiva. A pesar de algunas limitaciones propias de su época (terrenos nivelados, vidrios simples…), sigue siendo un ejemplo visionario de urbanismo de ocio. Encontré el curso apasionante: descubrir los planos originales y comprender las intenciones del arquitecto me hizo percibir la Ciudad Sindical de Vacaciones de Marbella como un auténtico patrimonio moderno, a la vez poético y funcional. Su posible desaparición plantea la cuestión esencial de la preservación de las arquitecturas del siglo XX.
Curso del 28/10 : La arquitectura contemporánea se encuentra en un punto de inflexión: las crisis climáticas, sociales y energéticas exigen repensar su sentido y su responsabilidad. Más que una causa, la arquitectura es un espejo de la sociedad que la genera, pero también puede ser motor de transformación si adopta valores sostenibles y colectivos. La experiencia del proyecto CRTLM demostró el valor de un trabajo interdisciplinario, capaz de integrar distintos niveles de análisis y de generar soluciones coherentes y sensibles al contexto. Esta forma de pensar y proyectar revela que el futuro de la arquitectura depende de su capacidad para responder éticamente a las necesidades del presente y del planeta.
Curso del 04/11 : La visita al sitio del CRTLM alimentó profundamente mi reflexión sobre la manera en que la arquitectura se inscribe en un entorno ya vivo, ya estructurado. Al llegar, me impresionó la situación del terreno: atrapado entre el mar y la autopista, parece estar constantemente dividido entre dos mundos. Esta dualidad me hizo pensar en el papel de la arquitectura en contextos donde la naturaleza y las infraestructuras humanas se encuentran, a veces en armonía y otras con fricciones. Ver el acceso al sitio, algo disimulado y casi torpe, también me hizo comprender hasta qué punto las circulaciones —las de las personas, pero también las de los flujos naturales— influyen en la manera en que un lugar es percibido y vivido. Me pregunté si esta dificultad de acceso no revelaba una relación más amplia entre el sitio y su entorno: un diálogo que existió, pero que se ha debilitado con el tiempo. Al observar los edificios, sentí que algunos habían sido concebidos con una verdadera atención al paisaje, intentando integrarse en su topografía o abrirse hacia el mar. Otros, en cambio, parecían estar en ruptura, como si el vínculo con la naturaleza se hubiera perdido con los años. Esto me hizo reflexionar sobre la fragilidad de las intenciones arquitectónicas: incluso un proyecto que, en su origen, cuida su entorno puede quedar desfasado si el territorio que lo rodea se transforma. Lo que más me marcó, finalmente, fue darme cuenta de hasta qué punto un sitio es un organismo vivo. Cambia, sufre presiones, acoge usos inesperados, pierde ciertas funciones y adquiere otras. La urbanización alrededor, el papel de la autopista, la proximidad de la playa: todo ello configura un paisaje que nunca está fijo. Intervenir aquí no significa solamente construir, sino sobre todo escuchar: escuchar las dinámicas ecológicas, los ritmos del lugar, las rupturas, las continuidades. Me di cuenta de que el verdadero desafío quizá sea comprender cómo devolver significado a un sitio cuyas relaciones —con la naturaleza, con los habitantes, con la historia— se han transformado. Al marcharme, tenía la sensación de tener menos certezas que al llegar, pero una visión más clara: trabajar en un contexto así exige aceptar la complejidad, observar antes de actuar y considerar la arquitectura no como una respuesta definitiva, sino como una manera respetuosa de participar en un entorno ya vivo.